Orientación Laboral

Una de las tantas muchas motivaciones que llevaron a cabo la reforma laboral del año 2012 es acabar con la dualidad laboral.

Es muy probable que nunca hayamos escuchado este término y que, a efectos de lo dispuesto en la propia reforma, nos afecte de forma directa e, incluso, seamos unos de los actores de la misma.

Pues bien, a grandes rasgos, podemos decir que la dualidad laboral se trata en segmentar el entorno laboral en dos clases de empleados (o aspirantes a empleados): los privilegiados y los no privilegiados.

En término anglosajones, podemos hablar de la dualidad desde dos conceptos muy estudiads y criticados: los insiders y los outsiders.

Los insiders son las personas que tienen puestos privilegiados en las empresas, personas formadas, con buenos sueldos y que podrían pertenecer a la añorada clase media o, incluso alta. Por el contrario, los outsiders son los que llegarán a poseer trabajos no cualificados, o sí, pero con poca remuneración, se enfrentan a un futuro laboral incierto concatenando contratos basura.

Dentro del grupo de los outsiders podemos distinguir tres grandes sectores que, cada vez, se ven más perjudicados, tanto por las medidas relacionadas con el empleo, como por el acceso al mundo laboral, podemos distinguir:

1. Las mujeres.
2. Los inmigrantes.
3. Los parados mayores de 50 años.
4. Los jóvenes.

Claro que, un hombre español de 37 años, parado de larga duración, ¿podría ser pertenecer al grupo de los outsiders?, pues desde mi punto de vista sí, es más, estos términos y la lucha por la dualidad no es real.

Puedo añadir que, gracias a la reforma de la Ley de educación y el difícil acceso a los estudios superiores que se plantean, cada vez habrá menos personas pertenecientes al grupo de los insiders.